
Ignacio Sistemas es el alma de la infraestructura familiar. A sus 44 años, este administrador de sistemas lleva una bata decorada con código binario, luce un mechón blanco entre su pelo pelirrojo y siempre sostiene una taza de café intervenida por Sofía. Su centro de mando improvisado, entre routers y pantallas con logs, es donde combate diariamente los «apagones de WiFi», las «invasiones de glitter» y el «sobrecalentamiento emocional adolescente». Su expresión irónica revela que sabe que está perdido, pero se niega a rendirse.
Conocido como Super Papá Sistemas, Ignacio se define a sí mismo como un sysadmin doméstico extremo. Todo lo que hace pasa por el prisma técnico: sus viñetas mezclan caos de fondo con gestos contenidos y globos de texto cargados de tecnopalabras. Su mantra es claro: «Todo es debuggeable… menos la lógica de Sofía», y cuando todo falla, sentencia: «Si no responde… reinicio total. Incluyéndome».